Tejer un futuro de paz

En este último domingo de septiembre, mes de la Patria, la invitación es a rezar por Chile y a tejer, entre todos, un futuro de paz.

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos” (Jn 13, 34-35).

En el “Día de oración por Chile”, los chilenos nos unimos para rezar por la Patria a la Virgen del Carmen. Recordando el llamado del Papa Francisco a que Chile sea “un lugar de encuentro para todos (...) el lugar en el que todos, sin excepción, se sientan convocados a construir casa, familia y nación”, cobra especial relevancia trabajar por una auténtica amistad cívica. La convivencia entre los hombres está en el ejemplo y las enseñanzas de Jesús: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán todos que sois mis discípulos” (Jn 13, 34-35).

Una lucha personal por la paz

En Chile, el Papa Francisco nos dio las claves para construir una nación de hermanos. En su homilía del Parque O’Higgins, nos propuso: “¡Sembrar la paz a golpe de proximidad, de vecindad! A golpe de salir de casa y mirar rostros, de ir al encuentro de aquel que lo está pasando mal, que no ha sido tratado como persona, como un digno hijo de esta tierra. Esta es la única manera que tenemos de tejer un futuro de paz, de volver a hilar una realidad que se puede deshilachar. El trabajador de la paz sabe que muchas veces es necesario vencer grandes o sutiles mezquindades y ambiciones, que nacen de pretender crecer y «darse un nombre», de tener prestigio a costa de otros[1].

En enero de 2018 y ante 407 mil personas el papa realizó su primera misa en Chile en el Parque O´Higgins.

Por eso, si en ocasiones en la vida pública el conflicto parece hacerse inevitable, no se puede considerar como enemigos a los que piensan distinto. Esto puede ser fácil de decir, pero se trata de un desafío -la amistad cívica- que hay que construir, personalmente, cada día.

Esta paz que buscamos los chilenos exige una lucha personal, entre otras razones porque el ideal a alcanzar requiere poner fin a las enemistades. Para ello, no sólo hay que superar los posibles rencores y odiosidades, desde que se insinúan en nuestro corazón, sino que también deben olvidarse las ofensas recibidas.

Es también necesario tener un tono positivo y optimista en las propias opiniones. Seguir el ejemplo de san Josemaría, quien pidió en nuestro país comprensión en la convivencia social, sin por ello renunciar a los valores cristianos. Lo hizo poniendo un énfasis particular en sus palabras: Uníos entre vosotros: Que os comprendáis los chilenos, que os disculpéis, que conviváis, que os queráis…[2]

Caminos de diálogo y amistad cívica

La convivencia y la paz en la sociedad excluyen no sólo la violencia física, sino también las descalificaciones que atentan contra la honra de las personas. Por eso, en la búsqueda de la paz social y de la amistad cívica hay que ser cuidadoso en las opiniones que se emiten, tanto verbales como en las redes sociales.

“Queremos ser, junto a la gran familia de quienes vivimos en Chile, constructores de una sociedad más justa, con una vida más austera y un mayor cuidado a los más frágiles y a toda la creación”. Mons. Celestino Aós, Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias 2020

Hay que ser igual de cuidadoso –o más– al difundir opiniones y juicios de otros. No basta con tener una buena intención en esta materia. San Josemaría señala: No hagas crítica negativa: cuando no puedes alabar, cállate.[3]

Durante el Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias 2020, Mons. Celestino Aós recordó que “es tarea de todos, pero quienes tenemos autoridad o relevancia social debemos dar ejemplo. Si es buena hora para las palabras y diálogos, es hora propicia para los buenos ejemplos. Estar dispuestos a colaborar y trabajar en equipos: nadie tiene toda la verdad, pero todos tenemos algo que aportar”.

Pidió también poner el interés común por encima de partidismos y particularismos: “La precariedad y la fragilidad en que nos sume la pandemia, nos obliga a todos, especialmente a autoridades, representantes y líderes de la sociedad, a deponer intereses personales y sectoriales para retomar de verdad los caminos de diálogo con acuerdos generosos. Somos un pueblo en marcha, solo unidos superaremos las injusticias y nos levantaremos de esta crisis”.

Sembradores de paz y de alegría

De las relaciones ordenadas con el prójimo resulta la paz externa por la que se tiene paz con todos. Por eso es posible afirmar que la paz social es consecuencia del amor.

En días de especial oración por la Patria, por su unidad, por la amistad cívica entre los chilenos, se hace especialmente actual el consejo que san Josemaría dio en 1974 para mejorar la convivencia: No hemos de distinguir entre gentes de este lado y del otro, de delante y de atrás. Hemos de tener corazón para todos, comprensión para todos. ¡Que el tiempo para amar es corto! ¡Que amen aquí! Soluciones de justicia y soluciones de caridad, soluciones cristianas. Una solución inmediata: ser mejor cada día tú y yo.[4]


[1] Santa Misa por la paz y la justicia en el Parque O’Higgins, que celebró el Papa Francisco el 16 enero 2018.

[2] En “El Fundador del Opus Dei”, biografía escrita por Andrés Vázquez de Prada.

[3] Camino, n. 443

[4] San Josemaría en Argentina.