“Esta mañana a las 9 en punto el Papa nos invitó a iniciar la oración como todos los días”. Así describe Pilar Escudero el inicio de una nueva jornada de trabajo en la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, que comenzó el domingo 05 de octubre. Junto a su esposo, el Dr. Luis Jensen, fueron invitados por el Papa Francisco a participar como auditores en esta reunión, en la que están trabajando 253 participantes entre Obispos, Religiosos y Laicos. En esta calidad, Pilar y Luis han podido asistir a todas las actividades y, por cierto, a las sesiones de trabajo del Sínodo.
Este jueves 09 de octubre, el diálogo continuó la secuencia que fue propuesta en el
Documento de Trabajo (Instrumentum Laboris) y la jornada se dividió en dos etapas: en la primera se abordaron los contenidos referidos a Las situaciones pastorales difíciles y la segunda versó sobre Los desafíos pastorales acerca de la apertura a la vida. “Todos sabíamos que venía un día intenso. Basta leer las situaciones que se enumeran a partir del n.80 para imaginarse la cantidad de aportes, sugerencias y preguntas que los obispos de los distintos continentes plantean”, cuenta Pilar. Algunas de las situaciones pastorales difíciles que se describen en el documento, se refieren a cuestiones familiares en específico como las convivencias, las uniones de hecho, los separados, los divorciados y otros. Así mismo, se refiere también a las uniones entre personas del mismo sexo en temas como su reconocimiento civil, la evaluación de las Iglesias particular al respecto, la transmisión de la fe a los niños, entre otros. “En algunos aspectos es tan diferente la realidad de los matrimonios, que se palpa el tremendo desafío que tiene la Iglesia para acompañar a las personas en toda circunstancia y al mismo tiempo ayudar a acercar sus enseñanzas sobre matrimonio y familia”, afirma Pilar sobre el diálogo que se ha dado en estas cuestiones. Y detalla que “se suceden los testimonios de África con la realidad de la poligamia, por ejemplo, o los países en guerra, con el temor y la falta de esperanza”.
Tras la primera fase, comenzó el diálogo sobre los desafíos pastorales acerca de la apertura de la vida y los desafíos de la Iglesia y la familia en el proceso educativo. “Ambos aspectos tocan profundamente la vida y suscitan también múltiples preguntas. Estamos comenzando el intercambio, donde muchas veces a partir de experiencias concretas se llega a cuestionamientos de fondo, pero bueno, para eso es este Sínodo: la familia es demasiado importante como para hacer análisis superficiales”, destaca Pilar. Todas las sesiones han sido presididas por el Santo Padre, quien ha seguido como uno más el trabajo del Sínodo. “Ver al Papa Francisco presidiendo casa sesión, haciendo la fila para elegir la fruta en el descanso y deseándonos una buena siesta -que echamos de menos porque no alcanzamos a tener-, hace que el ambiente de trabajo sea menos pesado”, explica la representante chilena.