Estoy aceptando el premio de la lotería

El próximo 20 de mayo el chileno Juan Ignacio Izquierdo recibirá la ordenación sacerdotal en Roma junto a otros 25 diáconos del Opus Dei. Abogado, teólogo, escritor y youtuber, “Jota” habla de su decisión y sus miedos, así como los desafíos que espera enfrentar.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner (30 años) es uno de los 25 diáconos del Opus Dei que recibirá el sacerdocio. La ceremonia tendrá lugar en Roma y el ministro ordenante será el cardenal Lazzaro You Heung-Sik.

“Hagan Lío” es una iniciativa en redes sociales de varios amigos, entre los que están el chileno Juan Ignacio Izquierdo y el español Ramón Fernández, quien entrevista al futuro sacerdote.

Ramón: ¿Por qué quieres ser sacerdote?

Juan Ignacio: Quizá estás esperando una frase emocionante, algo así como “era médico de cuerpos y ahora seré médico de almas”, o “era arquitecto de casas en la tierra, ahora lo seré de moradas en el cielo”. Pero soy abogado, ¿qué te voy a decir? No es la profesión con más glamour del mundo, jaja.

Así que te respondo de otro modo. San Juan Pablo II decía que la ordenación sacerdotal es un don y un misterio. ¿Por qué quiero ser sacerdote? 1) El hecho más importante de mi existencia es que Dios me ama. 2) A la luz de mi biografía, tengo la convicción de que Dios me está llamando a que le sirva en este ministerio. 3) Diciendo que sí, estoy aceptando el premio de la lotería.

Juan Ignacio el día de su titulación como abogado, junto sus padres y hermanas.

Ramón: Te veo muy contento con tu vocación.

Juan Ignacio: ¡Es que el sacerdocio es algo grandioso! La pregunta que me persigue un poco por la espalda tiene que ver con eso, precisamente: ¿Por qué Dios tiene la temeridad de confiarme una tarea tan sublime a mí, que soy un novato peligroso? Con el peso del pecado original a cuestas, esto de representar a Cristo suena abrumador. Pero me ha consolado mucho meditar las palabras del ritual de ordenación: ahí se ve clarísimo que el Espíritu Santo vendrá en mi rescate siempre que lo necesite, es decir, siempre.

Ramón: ¿Cómo te diste cuenta de que Dios te llamaba?

Juan Ignacio: Fue gracias a una paradoja. Cuando tenía 14 años fui a unos trabajos de verano, impulsados por el Centro Cultural Los Montes, en un pueblo del sur de Chile. Recuerdo que hacíamos justo las cosas que me gustan menos, como clavar, aserruchar, etc, las tareas típicas de la construcción de casas prefabricadas. Nunca me han gustado los trabajos manuales, pero recuerdo haber experimentado esa prodigiosa felicidad de servir. Frente a esa paradoja me dije: “Yo quisiera ser así de feliz para siempre”. Y comprendí que la clave de la felicidad era servir a los demás por amor a Dios. Cuento corto, pedí ser aspirante del Opus Dei y empezó la historia. Cuando terminé el colegio me incorporé a la Obra como numerario, estudié Derecho en la UC, trabajé en la Residencia Universitaria Alborada y un día el vicario del Opus Dei me preguntó si estaba dispuesto a irme a estudiar Teología a Roma. Y aquí estamos, más feliz que una perdiz.

Ramón: ¿Cuál dirías que será tu tarea principal como sacerdote?

Juan Ignacio: Configurar toda mi vida con el misterio de la cruz del Señor. Por eso los sacerdotes descubren su identidad en la Santa Misa. Cuando eleve la hostia consagrada y vea a Jesús tan disponible para entregarse en alimento a los fieles, recordaré que es exactamente eso lo que debo hacer yo también.

Ramón: Suena difícil. ¿Y qué harás para parecerte más a Cristo?

Juan Ignacio: Viviendo unido con Dios y sirviendo a los demás: estas son las coordenadas del sacerdote. Y este ideal, como digo, se concreta de modo arquetípico en la Santa Misa.

Ramón: Por cierto, ¿te acostumbras a ir vestido de cura?

Juan Ignacio: En estos meses de diaconado me ha costado acostumbrarme a mi nuevo vestuario: mucha más gente me mira o comentan cosas (“psst, mira, un sacerdote joven”, le dijo una señora a su marido cuando pasé frente a ellos por el pasillo del tren), o me tratan distinto (en general, mejor). Todo el mundo nota que estás expresando algo. Los mendigos me piden dinero, otros me piden una bendición y bastantes señoras se me han acercado para preguntarme por direcciones de calles. Mi nuevo traje es equivalente a pegarme un cartel en la espalda que pone “quiero ayudar”.

Ramón: ¿Cuál piensas que debiera ser la misión de un sacerdote joven en el siglo XXI?

Juan Ignacio: Mi misión ya no es ser abogado, político, escritor, o ni siquiera presentador de nuestra iniciativa Hagan Lío. No te preocupes, que de momento seguiré ahí… El punto es que mi papel principal en el mundo será vivir como un “hombre de Dios” (cfr 1 Tim. 6,11). Eso es lo central, lo demás es periférico. San Josemaría decía “mi oficio es rezar y comprender a todas las almas”.

Ramón:¿Tienes miedo?

Juan Ignacio: Sí, reconozco que un poco sí. El desafío es grande. ¿Estaré a la altura? ¿Seré capaz de perder mi vida para renacer en la vida de Cristo? Si contara solo con mis fuerzas, mejor apaguemos las luces y vámonos. Pero no estoy para nada solo, cuento con la gracia de Dios que recibiré en el sacramento del orden. Por tanto, con el Espíritu Santo en mi equipo (o mejor, yo en el suyo), ¡claro que puedo! Por eso doy tantas gracias a Dios por haberme elegido.

Junto a sus padres Juan e Isabel.

Ramón: ¿Qué pedirías a los lectores?

Juan Ignacio: Que recen por mí y por los demás ordenandos de mi promoción. Y antes de terminar, quisiera aprovechar de dar las gracias a la Fundación CARF, que financió mi formación sacerdotal y la de cientos de otros seminaristas de todo el mundo.


Hagan lío

Son unas palabras del Papa que pronunció en la JMJ de Río de Janeiro, en el año 2013. Hoy, 10 años después de haberlas dicho, hay numerosas iniciativas apostólicas en el “sexto continente” que llevan ese título. En una de ellas participo con Ramón, junto con otros soñadores de diversos países. Nos dedicamos a hacer entrevistas a influencers cristianos, publicamos testimonios que rasquen un poquito el corazón, y lanzamos un programa de conversación en plan académico-con-buen-humor y hace poco empezamos a incursionar en el mundo del podcast. Hemos tenido buena acogida en el público católico y, poco a poco, estamos intentando llegar también a toda esa buena gente que está perdiendo el entusiasmo por la fe y nos espera.


Juan Ignacio es uno de los 25 sacerdotes del Opus Dei que ordenará el cardenal Lazzaro You Heung-sik. Entre ellos también hay otro chileno, Alejandro Bertelsen Simonetti.

La ceremonia será retransmitida en directo, por streaming a través del enlace: www.opusdei.org/live.

Por Ramón Fernández Aparicio