María Ester Goldsack: Una denuncia con esperanza

Juan Pablo II dijo que los ataques a la vida, la familia y la educación “se infiltran en la sociedad como el alquitrán”. Según esta cardióloga supernumeraria del Opus Dei, estos son parte de una ideología promovida por algunos países desarrollados.

María Ester Goldsack

María Ester es cardióloga, madre de siete hijos, supernumeraria del Opus Dei y trabaja desde hace más de diez años en temas de la mujer. En 1995 representó a Caritas Internacional en la IV Conferencia de la Mujer en Beijing. Cinco años después, fue la enviada de la Conferencia Episcopal a Nueva York para el encuentro Beijing +5. De ahí en adelante, no soltó la hebra –hoy participa en tres organizaciones pro vida–, y con lo visto y vivido asegura:

"Los países ricos, Europa, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Japón, se dieron cuenta hace décadas que el Tercer Mundo era una amenaza porque iba finalmente a compartir su riqueza; por eso decidieron marginarlo. En 1965, el Papa Paulo VI dijo ante Naciones Unidas que el pan de la vida debía ser compartido por todos, que no se debía disminuir el número de comensales al banquete de la vida".

Sin embargo –asegura–, no hubo espacio para el altruismo y, entonces, partió una campaña que bajo pretexto de luchar por los derechos de la mujer, promueve el control de la natalidad, el aborto y, de paso, la destrucción de la familia. Sin familia, no hay sociedad.

"Se desató una conjura contra la vida; los niños que antes eran una bendición se convertían en una sombra que amenazaba dejar sin pan a la humanidad entera", sintetiza. Y gradualmente comenzó a envejecer la población, en Europa los nacimientos no alcanzan hoy a cubrir las muertes y en Chile, que entre los años 50 y 55 tenía promedio de cinco hijos por edad en mujer fértil, se bajo a dos, entre 1990-95.

-¿Se cumplía el plan?

-Se podría pensar que es una locura, pero es real. He estado atenta al desarrollo del tema, he leído documentos y participado en varias cumbres, donde me entero de cómo van las cosas y puedo decir que llámese como se llame la reunión convocada, en ella se tratará de poner nuevos derechos en la carta fundamental de DD.HH. Y desde la convención de El Cairo en 1994 se intenta introducir los derechos sexuales y reproductivos. Éstos conllevan fundamentalmente la idea de que la mujer se sienta dueña de su cuerpo y que sea una decisión personal tener o no un hijo.

Recientemente participó en el Seminario "Católicos en la Vida Pública", organizado por la Universidad Santo Tomás, en Concepción. Con la ponencia Familia y Vida en el Nuevo Orden Mundial, María Ester hizo una "denuncia con esperanza" sobre los ataques a la vida, la familia y la educación que han surgido en forma concertada en el mundo como parte de una ideología promovida por algunos países desarrollados y que, en palabras de Juan Pablo II, "se infiltra en la sociedad como el alquitrán."

Esta nueva ideología impone políticas demográficas sobre los países más pobres e instala una cultura de la muerte que no respeta el orden natural ni la ley de la vida. Inculca la idea de que el hombre es el gran depredador de la naturaleza y ataca a la Iglesia por defender al ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios.

Sin embargo –explica María Ester–, se trata de una denuncia con esperanza. Cita textos de San Josemaría, Juan Pablo II y Benedicto XVI que mueven a actuar y a tener confianza. Primero, porque con su Resurrección Cristo venció al pecado y a la muerte y vencerá también sobre este momento de "luces y sombras", como lo llamó Juan Pablo II.

También, porque frente al mal, se ha reaccionado con abundancia de bien. En lo que Benedicto XVI ha llamado "una gran movilización de gente de buena voluntad", trabajan unidos en organizaciones pro vida no gubernamentales, católicos, cristianos de otras denominaciones, judíos, agnósticos y ateos. Conectadas por Internet a la Red por la Vida y la Familia, se encuentran, entre otras, el Movimiento Mundial de Madres, que nació en Bélgica y hoy tiene estatuto consultivo en la ONU, que le permite participar en las Cumbres de Naciones Unidas; Human Life International, la más antigua de las ONG por la vida; ALAFA, Asociación Latinoamericana de Protección a la Familia y el Centro Internacional de Estudio de la Vida Humana, CIEVH. Fundado éste por el Dr. Fernando Orrego y la doctora Elisa Marusic, ambos investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, es una asociación de médicos a cuyo directorio pertenece María Ester Goldsack.