El fichero de don Adolfo

El 20 de julio se cumplió el centenario del nacimiento de Mons. Adolfo Rodríguez, el sacerdote que san Josemaría eligió para comenzar el Opus Dei en Chile y que fue también obispo de Los Ángeles, actualmente en proceso de beatificación. Para conmemorarlo presentamos algunos de sus apuntes de predicación, con los que preparó charlas, meditaciones y retiros. Estas fichas permiten sacar conclusiones reveladoras de su largo y fructífero ministerio sacerdotal.

La fichas de don Adolfo en primer plano.

Gracias a muchas personas que en su momento recogieron sus recuerdos sobre don Adolfo y a la tecnología, que hace posible conservar fotografías y videos con su imagen y su voz, podemos conocer bastante de su vida y su modo de pensar. Pero si este material no existiera, sus fichas de predicación, que permanecen guardadas en la misma caja que utilizaba don Adolfo como fichero, permitirían reconstruir su trayectoria con bastante exactitud y hasta hacerse una idea de su personalidad y, por cierto, del espíritu del Opus Dei.

Don Adolfo era parco de palabras en el día a día, pero sus fichas reflejan una interioridad serena y profunda. También ponen de manifiesto su carácter y una correcta escritura, en los que se vislumbra la formación recibida en el hogar familiar. De su padre, Rafael, que era militar, hereda un profundo sentido de responsabilidad y la voluntad de cumplir su deber a pesar de los obstáculos que se presenten. De su madre, Mercedes, profesora y colaboradora habitual en un diario de Barcelona, saca el gusto literario y la buena redacción.

Las principales fuentes que utiliza –la Sagrada Escritura, el Magisterio eclesiástico y Camino de san Josemaría– muestran su fidelidad al querer de Dios y ese saberse instrumento en la transmisión de un mensaje que no es propio. Escribe con una letra casi plana, caracoleada, que le permite avanzar rápido. Pero no improvisa, el contenido refleja una preparación cuidadosa, originalidad en los planteamientos y una exposición sobria con toques literarios y en algunas ocasiones hasta poéticos.

A la vez, sabe complementar exigencia y comprensión para con las debilidades humanas, ideas profundas y sugerencias prácticas, el necesario aliento para ayudar a vibrar con los grandes horizontes de la vida interior y los pequeños detalles en los que ese trato con Dios debe plasmarse en el día a día. Como dice el P. Alejandro González, quien lo conoció cuando era estudiante de Medicina y fue testigo de muchas de sus meditaciones: “Era tan inteligente y tenía tanta vida de oración que sabía presentar de un modo atractivo y novedoso lo que habíamos leído miles de veces. Por eso es que la predicación de don Adolfo fue muy profunda y lo que yo le escuché lo guardo hasta el día de hoy”.

Te invitamos a leer aquí "El Fichero de don Adolfo", un pdf que recoge algunos apuntes personales que don Adolfo utilizaba para preparar charlas, meditaciones y retiros.