El cumpleaños del Opus Dei

Con ocasión de cumplirse 80 años del Opus Dei, el historiador Alfredo Jocelyn-Holt conversó sobre la Obra con el profesor de la Universidad de los Andes, Joaquín García-Huidobro. Reproducimos textualmente esa entrevista publicada en la revista "Quépasa" del pasado 3 de octubre de 2008.

Joaquín García-Huidobro y Alfredo Jocelyn-Holt.

Esta semana se cumplen 80 años desde que San Josemaría Escrivá de Balaguer fundó la prelatura. Por ello, el historiador Alfredo Jocelyn-Holt entrevista a Joaquín García-Huidobro, numerario, académico y ex director de estudios de la Universidad de los Andes. Ambos se conocen: estudiaron juntos Derecho en la Universidad de Chile. He aquí una conversación franca sobre las raíces del Opus Dei, su relación con la política y la sociedad. Dice Jocelyn-Holt: "Se suele decir que es una organización poderosa, conservadora y secreta, normalmente desde la trinchera secular opuesta. Rara vez, sin embargo, se conversan y enfrentan estas diferencias e imágenes críticas".

-Esta semana se cumplen 80 años de la fundación del Opus Dei. ¿Monseñor Escrivá tenía la idea de fundar este movimiento con mucha anterioridad o surgió más bien de las circunstancias?

-Él nunca había pensado en fundar nada. Era un sacerdote que estaba en ese momento en Madrid haciendo sus estudios de doctorado en Derecho.

-Era un hombre bien joven entonces.

-Nació en 1902. Tenía 26 años cuando en unos días de retiro, el 2 de octubre de 1928, vio el Opus Dei. Pero es una cosa de un momento, no un proyecto largamente pensado…

-Ah, como una especie de iluminación... -Claro, él siempre usaba la palabra "vi" para describir ese momento. No responde a un proyecto porque él no quería ser fundador de nada. Incluso le molestaba que en la Iglesia existiesen tantas fundaciones e iniciativas, habiendo otras muy probadas.

-¿Tú dirías que el Opus tiene un carácter misional? Porque se ha extendido por todo el mundo…

-El Evangelio termina con el mandato apostólico de Jesucristo: "Id y predicad a todas las naciones". El Opus Dei es una parte de la Iglesia y naturalmente mantiene este carácter apostólico: si yo tengo algo bueno y aprecio a los demás, lo ofrezco.

-¿Podríamos decir que el Opus encuentra sus antecedentes dentro de la iglesia española? Pienso en los jesuitas, por ejemplo. ¿Es correcta la analogía o es disparatada?

-En la historia de la Iglesia hay un antecedente clarísimo que San Josemaría Escrivá destacaba frecuentemente: el de los primeros cristianos. El Opus Dei viene a recordarle a la gente la responsabilidad y la belleza de su vocación cristiana. En el caso de la Compañía de Jesús -de la cual todos los católicos somos deudores-, su carisma es distinto. San Ignacio renuncia a la vida militar y se pone en la vanguardia de la historia, pero si hubiese sido del Opus Dei habría seguido siendo soldado. Son dos fenómenos totalmente distintos, pero ambos muy necesarios: en un cuerpo todos los miembros son relevantes.

-¿Que el apostolado esté radicado en el mundo explica el éxito del Opus Dei?

-Eso no es patrimonio del Opus Dei, pero indudablemente en la Iglesia Católica los laicos estaban huérfanos, eran unos personajes de segunda categoría. Tanto el Opus Dei como otras instituciones que han surgido a lo largo del siglo XX vienen a responder a las necesidades de los laicos. La gente decía "oye, yo no tengo vocación para ser cura o fraile, ¿significa eso que tengo que contentarme con un 4 o puedo aspirar al 7?". Claro que puedes, la invitación a seguir de cerca a Jesucristo es para todos.

¿Masonería blanca? -El Opus Dei se caracteriza por estar en el mundo, pero ¿cuál es la relación con este mundo: es una alianza con la modernidad o una relación tensa? Porque cuando nos referimos a la modernidad, hablamos de un mundo que es menos pío, menos religioso, infinitamente más "pecador". Y aquí nos encontramos con ustedes, que tienen extraordinarios profesionales vinculados con el mundo de los negocios, intelectual y académico, que viven en este mundo moderno, pero al mismo tiempo, según tú, responden a ese espíritu de los primeros momentos del cristianismo. Eso me llama la atención.

-A lo largo de la historia, ciertos cristianos han tenido dificultades para adaptarse a ciertas épocas o ambientes. Ese problema no se produce cuando uno ya es de ese ambiente. En ese caso no hay que hacer ningún esfuerzo de adaptación: simplemente uno se esfuerza por hacerlo cada vez mejor. El Opus Dei me ha ayudado a entender que uno puede sentirse como pez en el agua en el mundo que le toca vivir sin necesidad de aguar las exigencias del cristianismo, es decir, sin complejos de inferioridad.

No comparto la idea de quienes ven al mundo moderno como una amenaza para la fe. La modernidad es hija del cristianismo. Aunque sea una hija a veces díscola, en muchos aspectos facilita la acción del cristiano, por ejemplo, en su aprecio por la libertad.

El Opus Dei me ha ayudado a entender que uno puede sentirse como pez en el agua en el mundo que le toca vivir sin necesidad de aguar las exigencias del cristianismo, es decir, sin complejos de inferioridad.

-Y si te dijera, ya más puntudo, que el Opus Dei es el resultado de una combinación de parte de un hombre  muy inteligente y de un grupo extraordinario -son ochenta años después de todo- en que mezclan elementos muy probados de modelos como el de los jesuitas y el calvinismo. El Opus Dei parece que recoge un repertorio de alternativas exitosas pasadas para así enfrentar al mundo moderno.

-Primero, no creo que se trate de enfrentar un mundo. Uno enfrenta aquello de lo cual no forma parte. En segundo lugar, el Opus Dei no nace de la nada: es hijo de la tradición espiritual de la Iglesia, y recoge una herencia espiritual de dos mil años de la cual forman parte, entre otros, San Pedro, San Pablo, San Benito, San Francisco, San Ignacio, Santa Teresa de Jesús o el P. Kentenich. Sería imposible o ridículo que un cristiano no quisiera alimentarse de esa herencia espiritual. Pero no me parece que se trate de tomar esos modelos exitosos: se trata  de seguir el ejemplo de los primeros cristianos. El modelo no es Calvino, sino la actitud de los primeros cristianos frente al trabajo y la vida familiar.

Fotos: Maglio Pérez. Revista 'Quépasa'.

-Modelo que también le interesa a Calvino...

-En el Opus Dei lo que interesa es trabajar cara a Dios, buscar a Dios a través del trabajo. Pero eso no significa necesariamente que uno va a tener éxito, al menos terrenal, en el trabajo que está haciendo, o que ese éxito va a ser señal de predilección divina.

-¿Y podemos  negociar la letra más chica y decir que esto ya no es sólo trabajo, sino que es capitalismo?

-Si en el futuro, por las transformaciones sociales desaparece el capitalismo, el Opus Dei quedará vivito y coleando. En la medida que los hombres deban trabajar, el Opus Dei tendrá un lugar. Lo relevante aquí no es el capitalismo, sino el trabajo. La Escritura dice que el hombre fue creado para trabajar.

-Hay una crítica que me parece válida de plantear: que el Opus Dei está vinculado al mundo, pero al mismo tiempo lo mira con sospecha, lo que explica el conservadurismo, por ejemplo, en materia moral.

-Las opiniones morales de las personas del Opus Dei son las mismas del Catecismo de la Iglesia Católica.

Las opiniones morales de las personas del Opus Dei son las mismas del Catecismo de la Iglesia Católica.

-¿Y qué les responde a las personas que consideran que esto es una especie de cofradía y, más críticamente, a los que plantean que el Opus es una especie de masonería blanca? -En la terminología teológica, una cofradía es un grupo de fieles que se agrupan para una función determinada, por ejemplo, rendir culto a un santo. En ese sentido, una cofradía no es una denominación adecuada para una institución que tiene una proyección universal. Y ni masonería ni blanca. El Dios de los cristianos no es el Gran Arquitecto, sino un Dios hecho hombre, que sale al encuentro de todas las razas y mentalidades.

"Somos anticlericales" -Al Opus siempre se le ha identificado con la dictadura franquista, lo que lo ha vinculado con una línea de pensamiento o actuación política de corte más autoritario, si es que no seudototalitario. Una de las primeras veces que el Opus Dei figura es cuando el franquismo nombra a ministros vinculados a la Obra. Eso se percibió como una forma de rescate al movimiento falangista y al gobierno de Franco. ¿Tú qué respondes a esto? Porque en Chile también se les asocia con la dictadura militar de Pinochet.

-Con la misma libertad con que 4 ó 5 personas pensaron que podían servir a su país ocupando el cargo de ministros, otros miembros del Opus Dei, también en conciencia, se opusieron con todas sus fuerzas a ese régimen (Rafael Calvo Serer y Antonio Fontán, entre ellos).

-Pueden ser la excepción que confirma la regla. -Creer que los católicos no son capaces de actuar en política con su propia responsabilidad es una forma de clericalismo. Llevo más de 30 años en el Opus Dei y nunca he recibido la más mínima insinuación acerca de por quién debo votar en una elección.

-¿Pero actualmente hay miembros socialistas del Opus Dei? -No tengo un conocimiento de todo el mundo…

-Pero sería inusual… -Sería inusual, pero por otras razones, muy largas de explicar y probablemente tú las puedes dar más que yo…

-No. -Cierta izquierda se ha comprometido con una serie de causas que no son necesariamente de izquierda. Estoy pensando, por ejemplo, en el aborto. ¿Por qué un señor por ser de izquierda tiene que ser proaborto? Para mí eso es incomprensible.

-Es más liberal… -Pero yo no me imagino a don Pedro Aguirre Cerda defendiendo el aborto o la clonación humana. En la medida en que algunas agrupaciones políticas hayan tomado posturas que son incompatibles con la doctrina católica, un católico naturalmente va a tener dificultades de adherir a ellas. El drama lo veo, por ejemplo, con los movimientos pro vida norteamericanos: se ven en la disyuntiva de votar por los demócratas -que promueven el aborto- o por los republicanos que son partidarios de la guerra en Irak. ¡Es decir, tienen que elegir entre la vida de los no nacidos o la vida de los nacidos!

-¿Tú dirías entonces que la visión del Opus Dei es anticlerical? -Absolutamente. Hay un anticlericalismo bueno y uno malo.

Vinculación con la elite -Me interesa esto del anticlericalismo porque implica en cierta medida el empuje que tiene el Opus Dei en Chile en una segunda etapa. La primera etapa consiste en la llegada del movimiento a Chile. Es un grupo bastante pequeño. Pero luego en los 60 y 70, con la fundación de sus colegios, vive un crecimiento muy fuerte. El Tabancura, por ejemplo, acoge en ese tiempo a muchos alumnos de colegios de otras congregaciones -como el Saint George- cuyos curas optan por romper los vínculos con las clases más tradicionales y se van a vivir a las poblaciones...

-Es un tema que habría que estudiar porque es muy interesante para un historiador. Tiene que ver, entre muchas cosas, con el protagonismo que a finales de los 60 y comienzos de los 70 comienza a adquirir en Chile la iniciativa privada en materia de educación. La generación de nuestros padres estaba acostumbrada a que educara el Estado, una congregación religiosa o un colegio de colonia, tipo la Scuola. Pero la idea de que un grupo de padres hiciera un colegio simplemente porque les interesaba la educación de sus hijos, lo sacara adelante y se preocupara de la selección del profesorado es una idea muy novedosa.

-Y ése es el Tabancura… -El Tabancura y el Los Andes, por ejemplo. Lo que ocurre es que esos colegios, a diferencia de lo que ha pasado en otros países, se vieron beneficiados por una situación histórica en que mucha gente vio en ellos una especie de arca de salvación cuando pensaba que todo se venía abajo…

-Que los sacerdotes se casaban, colgaban la sotana o se iban a las poblaciones… -Exacto. Era una situación de mucha inseguridad y eso permitió a esos colegios recibir a muy buenos alumnos y a familias que estaban muy interesadas en involucrarse en la educación de sus hijos. Naturalmente eso facilitó que mucha gente conociera al Opus Dei.

-Estamos hablando de un sector elitario y más bien conservador. ¿Dirías que esto es efectivo? Esto es para explicar un poco por qué al Opus se le vincula con sectores de poder de la alta burguesía y antigua aristocracia.

-En el Opus Dei caben todos y hay de todas las condiciones sociales. Sin embargo, los que aparecemos en la prensa solemos ser los profesores universitarios y los empresarios, pero eso también les pasa a los colocolinos.

-Pero en España o Argentina al Opus Dei se le percibe como más plural que en Chile. Sus emblemas más simbólicos son los colegios Tabancura y Los Andes, y la Universidad de los Andes, todos situados en el sector oriente alto. Esto pareciera confirmar el prejuicio.

-La diferencia con Argentina no está en la variedad de sus miembros -que en Chile también es muy grande-, sino que aquí existe un número significativo de personas que ocupan posiciones de liderazgo -cosa que no pasa en general en Argentina o Brasil-, y que por ello tienen más notoriedad y figuración social.

"Tenemos alumnos no católicos" -Pero cuando uno va a la Universidad de los Andes, a primera vista -y siguiendo ciertos prejuicios- se da cuenta que no está en la USACh, ni en la Universidad de Concepción ni en la Universidad de Chile, en la cual tú estudiaste...

-Lo mismo te pasará si vas a La Pintana y ves los edificios de Nocedal: dirás que no parece que estás en La Pintana, porque la idea es hacer cosas de tal calidad que puedan durar 200 años o más. No podemos elevar social, humana y culturalmente a las personas si no partimos desde los elementos materiales. El mismo impacto que te produce la Universidad de los Andes te lo producirá Nocedal.

-¿Se puede ser un alumno de la Universidad de los Andes o de estos colegios y tener una postura más rebelde, más laica y crítica de la tradición cristiana católica hispánica?

-Una persona del Opus Dei puede hacer todas las cosas que hace un católico: no hay ninguna opción política o cultural que un católico pueda tomar y que no pueda tomar alguien del Opus Dei. En el caso de la Universidad, cada vez tenemos más alumnos no católicos, que se matriculan allí porque creen que tendrán una buena educación.

-¿Eso se extiende a los profesores?

-Sí y no. La Universidad tiene un proyecto académico que se edifica sobre algunas bases fundamentales que son el aprecio a la dignidad humana, el amor a la verdad y al trabajo bien hecho y la búsqueda de la trascendencia. Entonces, dentro de ese marco -que es bastante amplio- caben todos los profesores. Tenemos profesores que no son católicos y algunos que no son creyentes…

-Pero, por ejemplo, ¿podrían favorecer posturas de experimentación genética?

En el Opus Dei caben todos y hay de todas las condiciones sociales. Sin embargo, los que aparecemos en la prensa solemos ser los profesores universitarios y los empresarios, pero eso también les pasa a los colocolinos.

-Por supuesto que no.

-¿Pero sí podrían asistir a charlas o conferencias al respecto?

-Sí, pero déjame contestarte la pregunta de antes. No es que un profesor de la Universidad de los Andes no pueda hacer experimentación con embriones humanos, sino que la Universidad de los Andes quiere tener una Facultad de Medicina donde la dignidad humana juegue un papel central. Por eso, considerando esa dignidad, las personas que estén interesadas en la experimentación con embriones o la clonación humana, no tienen lugar. Dicho con otras palabras: es para profesores que han superado las crisis de la adolescencia y que ya tienen una posición definida sobre distintos temas.

-¿Tienen expertos en Marx...? -No tenemos ningún experto en Marx. Hoy, Marx no es una figura de primera importancia, pero el día de mañana sí podríamos tenerlo. Si lo que me estás preguntando -que no me lo has preguntado- es si tendríamos a un marxista enseñando a Marx, la respuesta es no.

-¿La Universidad de los Andes no aspirará jamás a ser una institución nacional como terminó siéndolo la Universidad Católica que, no obstante de estar vinculada a la Iglesia, durante los 60 y 70 se abrió a una comunidad infinitamente mayor a lo que había sido su antecedente?

-La contribución que el país puede y debe esperar de la Universidad de los Andes, es precisamente la de un proyecto académico sobre ciertas bases. En la medida que uno tenga una identidad definida se transforma en un interlocutor muy interesante. Disfrazar la identidad o esconderla -no estoy diciendo que otros lo hagan, me estoy refiriendo estrictamente a la Universidad de los Andes- sería poco creíble. Me respetas porque sabes perfectamente lo que pienso y porque pongo todas mis cartas sobre la mesa…

La beatería -Me llama la atención que en la actualidad uno percibe el mundo chileno como más conservador y cercano a las líneas católicas. El Opus Dei no es la única institución: tenemos a Schoenstatt y a los Legionarios de Cristo, entre otros. ¿Cómo percibes esto?

-Hoy vemos dentro de la Iglesia, un auge de la iniciativa privada, por decirlo de alguna manera. Y no sólo en la Iglesia. No podemos esperar que todo venga dado por el Estado o por la jerarquía eclesiástica. Por ejemplo, vemos la importancia que están cobrando las ONG o los think tanks. ¿Qué muestra eso? Que existen ciudadanos que se toman en serio su responsabilidad y dicen "yo quiero que este mundo sea un poco mejor y voy a hacer lo que esté de mi parte para que así sea y voy, por ejemplo, a proteger a las ballenas".

-¿Se sienten ustedes como una especie de Greenpeace de las almas?

(Risas) Andar asaltando balleneros japoneses no me parece muy atractivo, pero bueno...

-Cuando uno ve este renacimiento religioso a mí no me parece que sea suficientemente piadoso. Me parece más beatería. Son personas que insisten demasiado en los formalismos: en ir más a misa, en confesarse con mayor frecuencia. Pero nunca he visto gran piedad en Chile para ser franco: tenemos que llegar hasta el siglo XX para encontrar santos. Somos una sociedad que vino a producir un Alberto Hurtado más bien tardíamente y que es bastante distinto al Alberto Hurtado que yo conocía en su momento, que estaba más vinculado a la revista Mensaje, con líneas de pensamiento socialcristiano; ahora, como que de repente se convirtió en un santo más cuico de lo que era. Esta especie de beatería barata no creo que le haga muy bien a la Iglesia...

-La beatería es algo detestable, en eso estamos de acuerdo. No sé si llamamos beatería a las mismas cosas. Yo voy a misa todos los días por la misma razón que me ducho todos los días y que tomo desayuno todos los días: lo necesito con urgencia.

-Pero tú no haces alarde de todo esto… -Eso sería beatería.

-Bien, estamos de acuerdo en eso…

-Es interesante cómo hoy en muchas iglesias de Santiago hay un montón de gente que a las 7 de la mañana va a misa porque lo necesita. Eso es muy atractivo: hay gente que quiere más y no porque haya un mandamiento que les diga que debe querer más, sino por iniciativa propia. Y con eso volvemos a la iniciativa privada. Hay gente que lee la Escritura y que va a la confesión no por un mandato sino por una necesidad personal. Eso no pasaba en la época de nuestros abuelos. En esa época la pertenencia a la Iglesia era más sociológica: porque muchos lo hacían. Otro ejemplo: hoy uno encuentra muchos católicos que son muy cultivados, que saben teología y filosofía. Eso en la época de nuestros abuelos era impensable. La teología y la filosofía eran para los curas o para los profesores universitarios. No había esa necesidad, probablemente porque no se veían forzados a dar argumentos, ya que a lo más había una discusión con un masón en la urna electoral. Hoy día eso no es así y es bueno que no sea así: hoy los católicos tenemos que dar razones.

¿Un presidente Opus Dei? -¿Qué te pasa cuando te encuentras con análisis que se hacen sobre el Opus Dei como el libro de María Olivia Mönckeberg o en documentales como en el que participaste de Marcela Said; o cuando hay reportajes en revistas y en los periódicos donde evidentemente existe una inquietud, hay curiosidad y también una crítica? ¿Te parece que desde el mundo laico, de mi mundo por así decirlo, estamos siendo demasiado prejuiciados y por lo mismo tenemos una perspectiva falsa del mundo de ustedes?

-Creo que no hay secta buena, ni conservadoras ni liberales ni católicas ni laicistas. Y en la mayoría de esas aproximaciones veo una preocupación honesta, aunque a veces les faltan herramientas para entender. Pero eso es comprensible, como a mí me pueden faltar herramientas para entender otros fenómenos en la sociedad: eso es normal. De modo que, mientras no haya aproximaciones sectarias, yo lo celebro y valoro. A veces uno dice "podría haber chequeado esta opinión, o podría haber considerado un par de datos más, o podría no haber ocultado esta información que yo sé que usted la tenía". Reconozco que hace treinta años me afectaban un poco y me ponían nervioso, pero se me puso el cuero más duro y no me afectan. Entiendo que haya gente que no entienda. También hay gente a la que no le gusta y tiene todo el derecho a criticar y dar argumentos, como yo tengo derecho a dar mis propias razones. Lo que no está bien es poner en mi boca cosas que no he dicho, por ejemplo.

-¿Les complicaría tener un presidente que fuera del Opus Dei como Joaquín Lavín?

-Obviamente cualquier persona que tenga un poquito de experiencia sabe que en una lucha política donde esté involucrada una persona del Opus Dei sus oponentes van a tratar de criticar a ese señor criticando al Opus Dei. Y desde el punto de vista de la opinión pública va a tener dificultades adicionales, pero esas dificultades adicionales no justificarían prohibirle ejercer su legítimo derecho.

-Es que lo que pasa es que ustedes han sido muy discretos y esa visión se vería alterada frente a un personaje tan público…

-Naturalmente, la cantidad de reportajes, de artículos o de críticas que va a haber si hay un señor que…

-Sería el primer presidente Opus Dei en el mundo…

-No lo sé, probablemente sí…

-Y eso generaría una atracción generalizada…

-Pero de hecho, ya en la campaña anterior, dentro de todo, sus opositores actuaron con bastante corrección, como el caso del ex presidente Lagos que fue muy leal en esa materia. Él criticó a Joaquín Lavín por sus posturas económicas, políticas, por su historia personal, lo que sea, pero no involucró al Opus Dei.

-Y Lavín tampoco hizo hincapié en que Lagos tenía un segundo matrimonio.

-Creo que en Chile tenemos muchas cosas que están mal, pero al menos las armas políticas ilícitas son menos frecuentes de lo que pensamos.

-¿El Opus Dei podría tener expresiones como en su momento la Iglesia Católica tuvo a través del Partido Conservador o a través del Partido Demócrata Cristiano?

-No. Si una persona del Opus Dei quiere ser conservador, liberal o socialdemócrata, lo único que se le pedirá es que tenga la honradez de no presentar sus soluciones como las soluciones católicas a este problema, sino como una entre muchas respuestas inspiradas en los principios católicos. La tentación de ocupar el prestigio de la Iglesia Católica para manipular las conciencias es muy peligrosa.

Alfredo Jocelyn-Holt, Revista "Quépasa"