Cada 1 de noviembre con ocasión del Día de Todos los Santos, se conmemora no solo a aquellos bienaventurados reconocidos por la Iglesia católica a través de la canonización, sino a todas esas personas anónimas que se encuentran en el Cielo, viviendo en plenitud la presencia del Señor.

En 1928 san Josemaría vio y sintió en su corazón el llamado de Dios para difundir que la santidad no está reservada únicamente a las personas consagradas, sino que es para todos. Como decía el Papa Francisco en la JMJ 2023: “En la Iglesia hay espacio para todos, todos, todos”.

En una entrevista con Radio María para el programa “Contigo en Casa”, José Miguel Armendáriz explica cuál fue esta inspiración divina que recibió san Josemaría y que lo llevó a fundar el Opus Dei:

“La mayor gracia que él recibió fue tener un mensaje para el cristiano corriente, porque en general la mayor cercanía con Jesucristo estaba reservada para los consagrados: sacerdotes, religiosos, religiosas. Y el cristiano de a pie de alguna manera estaba ahí, pero no siempre calificaba para la santidad”.

Armendáriz cuenta que el mensaje que el Señor había puesto en el alma de este santo era una llamada a que todos redescubrieran lo ordinario, en las cosas de todos los días y a considerarlo como “camino de santificación en medio del mundo".

“Por supuesto que eso tiene muchas aplicaciones”, afirma, y da ejemplos concretos de aquellas cosas cotidianas que pueden llevar a la santidad:

“El trabajo diario (es la) materia prima del esfuerzo por la santidad, porque es participación en el poder creador de Dios y porque Dios nos hizo para trabajar. Lo dice la Sagrada Escritura y es lo que ocupa la mayor parte de mi tiempo. Entonces, si no busco y encuentro y amo a Dios ahí, no se sabe dónde, digamos”.

Junto al trabajo, para la mayoría de los bautizados el matrimonio es una vocación cristiana y también camino para llegar al Cielo. Sostiene que cada cónyuge tiene como misión la salvación del otro y es el camino para lograrlo.

En esa vida ordinaria la santa Misa es lo más importante: “como centro y raíz de la vida interior. Lo máximo que ocurre en el planeta Tierra, porque es la renovación del sacrificio de Cristo en la cruz. El Señor quiso que las siguientes generaciones pudiéramos ser testigos de todo lo que él hizo por nosotros”.

“Todo eso configura una vida de relación con Dios y es camino seguro para la santidad y esa es la gran importancia de su canonización (de san Josemaría), porque la Iglesia no solamente con ese gesto se refiere a su persona, sino que también a su enseñanza y a la institución que formó”, explica Armendáriz.

Como anécdota, cuenta que cuando conoció a san Josemaría en persona, durante su viaje pastoral a Chile en 1974, tras compartir unos 20 minutos con los que estaban presentes, el sacerdote se levantó para ir a rezar.

“Nos dijo: ‘Hijos míos, me vais a disculpar, pero tengo que ir a hacer la oración. Si no la hago en este momento a lo mejor no la voy a hacer y el día se me va a pasar de largo’. Demostrándonos que eso era lo fundamental. Lo otro era como consecuencia, o sea, una gran relación, mucho cariño recíproco (...) pero porque él tenía a Dios, él respiraba a Dios, derrochaba, por así decirlo, una sobreabundancia de su vida interior. Y eso pasa por el trato con Dios”, relata Armendáriz.

La misión evangelizadora

El Opus Dei, que significa “Obra de Dios” según explica el periodista Armendáriz, tiene como finalidad contribuir a la misión evangelizadora de la Iglesia. En palabras del fundador:

“El Opus Dei se propone promover entre personas de todas las clases de la sociedad el deseo de la perfección cristiana en medio del mundo. Es decir, pretende ayudar a las personas que viven en el mundo —al hombre corriente, al hombre de la calle—, a llevar una vida plenamente cristiana, sin modificar su modo normal de vida, ni su trabajo ordinario, ni sus ilusiones y afanes”.

“Si se quiere buscar alguna comparación, la manera más fácil de entender el Opus Dei es pensar en la vida de los primeros cristianos. Ellos vivían a fondo su vocación cristiana; buscaban seriamente la perfección a la que estaban llamados por el hecho, sencillo y sublime del Bautismo. No se distinguían exteriormente de los demás ciudadanos”.

Una característica que José Miguel Armendáriz destaca del Opus Dei durante la entrevista es que en las iniciativas que emprende la Obra se busca ir hacia el encuentro del prójimo en todas sus necesidades: “salir al paso, en primer lugar, de lo que san Josemaría decía era el mayor enemigo de Dios y de las almas: la ignorancia. Que a veces acompaña a una persona que puede tener un posgrado, pero en materia religiosa, desconoce las verdades fundamentales. Entonces, le falta lo esencial, lo que le daría luz a todo lo demás”.

Para escuchar la entrevista completa, ingresa a:

Biblioteca digital con los escritos de san Josemaría en Escriva.org