Comunicar la Buena Noticia de Jesucristo

El vicerrector de Comunicaciones de la Universidad de Navarra, Juan Manuel Mora, estuvo en Chile desde el 23 al 27 de octubre y entre las actividades que desarrolló en el país se reunió con el Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, para conversar sobre la presencia de la Iglesia Católica en la opinión pública.

El Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, junto a Juan Manuel Mora.

Juan Manuel Mora desde 2007 es vicerrector de comunicaciones de la Universidad de Navarra, España. Previamente trabajó en el departamento de comunicaciones de la Prelatura del Opus Dei durante 15 años. En ese periodo le tocó enfrentar crisis como la publicación del libro “El Código Da Vinci” de Dan Brown. De esa experiencia sacó muchos y valiosos aprendizajes que ha compartido con profesionales en Italia, en la Universidad de la Santa Cruz; en España y  también en Chile.

El año pasado visitó nuestro país con ocasión del Primer Seminario de Comunicación  Institucional de Iglesia organizado por el Episcopado y el DUOC. Durante esos días tuvo la oportunidad de conversar con el Arzobispo de Santiago sobre la manera de enfrentar las crisis sin dejar de comunicar la Buena Noticia de Jesucristo. Este diálogo continuó en la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca, lugar donde los obispos recibieron su exposición sobre este tema durante su 101ª Asamblea Plenaria. Transcurridos 18 meses de aquella ocasión, Juan Manuel Mora volvió a Chile para hacer consultorías con diversas entidades, entre ellas la Universidad de Los Andes.

El viernes 26 de octubre fue recibido en audiencia privada por el Arzobispo de Santiago,  Monseñor Ricardo Ezzati. “Le agradezco mucho la invitación”, cuenta Juan Manuel Mora en un salón de la Cancillería del Arzobispado de Santiago, ya que “hemos podido ponernos al día”.

¿Cuáles fueron los temas dialogados con el Arzobispo de Santiago esta vez?

“Conversamos sobre los temas que él tiene en la cabeza sobre la comunicación en la Arquidiócesis de Santiago y qué oportunidades ve de ir mejorándola en estos tiempos. También conversamos sobre temas de actualidad. Por ejemplo, sobre la reciente Carta Pastoral del Episcopado ‘Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile’. También sobre preocupaciones del pasado y del presente, como casos de abusos, pero a eso le dedicamos poco tiempo, porque ya lo hablamos en el Seminario del año pasado. Dialogamos sobre la presencia de la Iglesia en la cultura y en la sociedad chilena a través de universidades –como la Pontificia Universidad Católica y la Católica de la Santísima Concepción-, centros educativos, la labor importante que se está haciendo en ese ámbito y el interés de comunicarlo bien”.

¿Qué compartieron en relación a la Carta Pastoral “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”?

“Conversamos sobre su reflexión en la opinión pública y los comentarios que han publicado los distintos medios de comunicación. Mi punto de vista es que hay mucha inquietud por la jerarquía de valores que ha surgido en el mundo económico. En España hay un 25% de desempleo, lo cual es dramático, son casi seis millones de desempleados en un país no muy grande, con todos los dramas familiares y personales que produce. En este sentido me parece que la carta tiene una gran virtud, que es haber puesto encima de la mesa, en la agenda de discusión, la humanización del desarrollo. Es un tema que tiene mucha importancia no sólo en Chile, sino en muchos países, y que hay que encarar entre todos. Es muy bueno lo que los agentes económicos están logrando en desarrollo, pero éste también tiene desequilibrios que es necesario rectificar”.

¿Cuáles fueron sus reflexiones en el ámbito de las comunicaciones?

“Se ha producido un avance significativo desde el año pasado a éste en términos de la profesionalización en los departamentos de comunicación de la Iglesia. Dialogamos sobre el equipo que se ha ido formando, con personas que conocen bien la naturaleza de la Iglesia, su mensaje, su contenido y que conocen también la profesión periodística y los medios de comunicación. Es muy importante que del lado de la Iglesia haya profesionales que conozcan el periodismo, su lenguaje, sus métodos, sus tiempos, su lógica, de manera que puedan hacer comprender a sus colegas que están en el otro lado, en los medios, el mensaje que quizás ellos no conocen del todo o la información que les interesa. Es sencillo, pero implica un encuentro entre la lógica de la fe y la de la profesión, que no son incompatibles. Se puede comunicar la fe con integridad y con profesionalismo”.

¿Cómo transformar malas noticias en oportunidades de crecimiento? Lo digo a propósito de su labor frente al libro “El código Da Vinci” y porque las crisis no son ajenas a ninguna institución.

“Las crisis, por desgracia, suceden. Es difícil pensar un mundo sin ellas. Pueden presentarse a través de un terremoto, un abuso o un libro que no tiene que ver con la verdad, como fue el caso del ‘Código Da Vinci’; pero todo esto es la vida. La naturaleza de las crisis son hechos tristes y penosos, pero que acontecen. La cuestión no es esto, sino cómo reaccionar. Esperamos que no sucedan crisis que hagan daño a personas, pero en cualquiera de ellas hay que preguntarse cuál es la reacción adecuada”.

“Hemos ido aprendiendo entre todos los que hemos estado relacionados con ellas. Primero, no hay que perder la lucidez en el momento de la crisis, porque ella por definición, descabalga todo desde el punto de vista intelectual, emocional y social. Hay que mantener la serenidad y seguir algunos principios de la vida diaria, como decir siempre la verdad, pedir perdón cuando uno ha hecho daño, mostrarse abierto a la sociedad que se muestra interesada en saber qué ha sucedido a través de la prensa, de los jueces o de quien sea; intentar reparar el daño que uno haya podido hacer y volver a levantarse para desempeñar la labor normal de nuevo”.

¿Cuál es su motivación personal para dedicarse a las comunicaciones en la Iglesia?

“Es muy sencillo. Pertenezco al Opus Dei, soy creyente desde pequeño por familia y también estudié en un colegio de religiosos que consolidaron lo que había recibido. Por otro lado me apasiona la comunicación. Me encanta, porque pone en relación a las personas, soluciona conflictos, tiende puentes, genera entendimientos, me encanta como profesión. Siempre he pensado que las mejores ideas y valores merecen la mejor comunicación”.

Vea aquí la intervención de Juan Manuel Mora en el Seminario de Comunicación Institucional de la Iglesia organizado por el Episcopado y el DUOC el 2011.

Fuente: Paz Escárate. Comunicaciones www.iglesiadesantiago.cl