Cajas de esperanza, cajas de amor

La pandemia ha traído desconcierto, soledad, angustia, cesantía, hambre. Actividades solidarias que antes buscaban cuidar, enseñar, acompañar o evangelizar, ahora suman la tarea de conseguir fondos para canastas de alimentos, armarlas y repartirlas entre quienes más lo necesitan.

Urgencia en la solidaridad: cajas con alimentos

El colegio Tabancura cumple 50 años desde que un grupo de padres, bajo el impulso de san Josemaría, se lanzara a la aventura de tener colegios que apoyaran a las familias en la educación cristiana de sus hijas e hijos. El sello cristiano del colegio se ha concretado a lo largo de estos años en diversas iniciativas de evangelización y de ayuda social.

Cuando Verónica Tocornal asumió el cargo de encargada de acción social del centro de padres del colegio Tabancura, jamás pensó que su vocación de servicio tendría que desplegarse en un tiempo de pandemia. “Todas nuestras iniciativas presenciales se cancelaron y a la vez surgió la necesidad de dar respuesta a una cuestión urgente: el hambre. Fue por eso que nos organizamos para poder donar cajas de alimentos a familias que hemos conocido a través de las misiones familiares que organiza el centro de padres. Se trata de familias que vemos durante todas las semanas del año. Nos tenemos mucho cariño y somos amigos”, señala Verónica.

Esta es la solidaridad de la que nos habla el Papa Francisco: “la pandemia nos enseña que solo unidos y cuidando a los demás superaremos los desafíos globales”.

“En mayo iniciamos la campaña de recolección de fondos con todos los padres del colegio; queremos llevar cerca de 370 cajas a las distintas parroquias donde hemos trabajado durante las misiones familiares y en proyectos sociales. Además de poder otorgar esta ayuda concreta, la campaña ha servido para que las familias del colegio se sientan conectadas entre sí y con aquellos que más lo necesitan”.

No podíamos quedarnos de brazos cruzados

Desde hace unos años, “Voces de La Pintana” reúne a un grupo de alumnos de la Universidad de los Andes que realizan catequesis y reforzamiento escolar en esta comuna al sur de Santiago. Debido a la pandemia, su voluntariado ahora incluye ayudar a las familias que están sin ingresos. “Nos contactamos con el asistente social de la Fundación Nocedal y con su capellán: 800 familias necesitaban auxilio”, explica Rosario Edwards, voluntaria. Conmovidos, de inmediato se organizaron para, además del reforzamiento online que se hace, llevarles alimentos.

“Sentimos la necesidad de no quedarnos parados: quisimos hacer algo ya y de manera concreta. Gracias a la generosidad de mucha gente y también mucha oración, las cosas se han ido dando. Hasta ahora hemos recibido ayuda económica para comprar mercadería para 400 familias, pero queremos llegar a las 800 que nos necesitan”, cuenta Rosario.

En San Gregorio: una amistad de 50 años

Quienes participan en el Centro cultural Espoz y Vitacura, siempre han tenido un especial cariño a la población San Gregorio, en comuna de La Granja, pues desde hace 50 años realizan distintas actividades en ayuda de la comunidad. Voluntarias de ambos centros han recolectado fondos para ir en ayuda de 70 familias.

“Actualmente hemos conseguido dinero para entregarles comida. La idea también es conocer otras necesidades, por lo que estamos trabajando en conjunto con la psicóloga y la asistente social del Colegio San Gregorio de la Salle, donde hasta antes de la pandemia ayudábamos semanalmente en la cocina y la atención de personas indigentes. Cada voluntaria toma esto como un desafío. Tenemos una responsabilidad social grandísima”, cuenta Isabel Margarita Arraztoa.

Una familia de la población San gregorio recibe ayuda en alimentos en la sede de la Asociación San Gregorio, en La Granja.

Campaña sencilla, pero concreta

Agustín Ovalle junto a ocho amigos de cuarto medio y que asisten a medios de formación en el Centro Tajamares, se plantearon seriamente qué podían hacer ante la crítica situación que afecta a Chile por la pandemia. "Hace dos años que vamos a visitar a familias del cerro 18, en Lo Barnechea, por lo que nos pusimos en contacto con ellos y nos dijeron que hay gente que realmente lo está pasando muy mal", explica Agustín. De inmediato empezaron a recaudar fondos para llevarles comida y pudieron hacer ocho cajas para ir en ayuda de ocho familias. "Este sábado las vamos a ir a dejar. Esperamos que les sirva para en algo aliviar el sufrimiento y hambre" señala Agustín con tono de preocupación.

Sector del cerro 18 en la comuna de Lo Barnechea, en Santiago.

Ayuda a un hermano

Desde que vieron cómo la cuarentena empezó a afectar al personal externo de la Universidad de los Andes -equipos de aseo, jardines, seguridad y casinos, entre otros-, alumnos, administrativos y docentes se unieron para ir en su ayuda. De esta manera, 117 trabajadores ya recibieron una gift card que puede ser canjeada en diferentes locales relacionados con la distribución de alimentos. Cuando se levante la cuarentena obligatoria un grupo de voluntarios les entregará cajas con mercadería y ropa nueva.

Lema y gráfica que se utilizó para motivar a quienes quieren ayudar.

“Para mí ha sido maravilloso poder aportar un granito de arena y ayudar a personas que veo en mi día a día. Hay una relación muy cercana con ellos, y es como ayudar a un hermano”, señala Pía Erwein. Parte de esta iniciativa incluye también la inscripción de voluntarios que se comprometen a rezar por los trabajadores y sus familias.

Si quieres sabe más sobre lo que decía san Josemaría sobre el desprendimiento y la generosidad, puedes escuchar su homilía: "Desprendimiento (meditación en Cuaresma)".

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