Policlínico El Salto recibe visita pastoral del Cardenal de Santiago.

Iniciando el mes de agosto, mes de la solidaridad para la Iglesia Chilena, el testimonio de María Nieto, una mujer de 71 años, casada con un alcohólico rehabilitado conmovió a Mons. Ricardo Ezzatti, arzobispo de la diócesis de Santiago cuando visitó el Policlínico El Salto, obra corporativa del Opus Dei.

Mons. Ricardo Ezzati saluda a pacientes que esperan ser atendidos.

En un recorrido, donde tuvo oportunidad de conocer sus dependencias y encontrarse con alumnos de Psicología de la Universidad de los Andes, así como con el equipo médico y la comunidad del sector, fue conociendo de primera fuente historias humanas que allí se tejen a diario.

Recoleta es una comuna cargada de una fuerte identidad cultural y también de una urgente demanda social. En sus comienzos, la zona donde está ubicado El Salto era un lugar de antiguas chacras, molinos, sembrados y asentamientos populares; hoy en día es residencia de una fuerza inmigrante y comercial. En este sector, nació en 1961 la primera obra corporativa del Opus Dei en Chile, bajo el impulso del Pbro. Adolfo Rodríguez Vidal. Lo que comenzó como un dispensario, atendido por voluntarias y un médico, se fue transformando con los años en un Centro de Apoyo a la Familia y Policlínico donde actualmente se ofrece atención médica en diversas especialidades, entre las que destaca salud mental; también se brinda atención dental y tiene cabida, entre otros, un Programa de rehabilitación de alcohólicos que ha representado para esta institución logros significativos.

Monseñor Ezzati destacó el trato humano con los pacientes de los trabajadores del Policlínico.

El presidente de la Conferencia Episcopal recorrió sus dependencias conversando familiarmente con quienes se encontraban allí. Al terminar el recorrido y después de conmoverse con el video institucional, se dirigió a los presentes:

“He venido a El Salto algunas veces a celebrar la Eucaristía: esto tal vez es contradictorio porque no lo había visitado (…) Había escuchado de este Policlínico, pero no había tenido ocasión de visitarlo. Doy gracias al Señor y también a la dirección que me ha invitado a compartir al inicio de este mes de agosto cuando en Chile celebramos el mes de la Solidaridad y queremos fortalecer nuestro espíritu solidario mirando también la figura de san Alberto Hurtado.

Los felicito, vi el video y me ha llamado la atención una cosa: habían datos de la atención especializada que ofrecen, pero sobretodo se mostraba a la gente que se emocionaba. Hemos visto lágrimas y la emoción frente a lo que significa la acogida: se diferencian respecto a las situaciones concretas que vivimos en la vida, donde hay muchas exigencias, muchas demandas, y muchas veces muy poco reconocimiento. Falta ese corazón que acoge, que comprende, que acompaña. Y creo que esa es una dimensión muy típica nuestra de cristianos.

Naturalmente uno felicita esta iniciativa, felicita a los médicos, a las voluntarias, voluntarios, trabajadores por la acción terapéutica pero por sobre todo por una puerta que se abre antes de la acción terapéutica: esa mirada y conmoción que hace percibir a la gente: eso es un acto diferente. Puede haber un cuerpo médico que trabaja muy bien, profesionalmente, pero si falta lo primero, la persona no queda satisfecha, especialmente aquellos que más lo necesitan.

Hay gente que está al margen del desarrollo, del bienestar económico: gracias por vuestra presencia. Me dijeron que la primera iniciativa que nació acá fue gracias a un santo obispo. Yo tuve dos meses atrás la satisfacción de firmar un decreto para que la diócesis de Los Ángeles, donde fue obispo don Adolfo Rodríguez, iniciara el proceso de beatificación y canonización, y creo que gracias a él, gracias a la Obra, y a todos los que están haciendo presencia en los sectores del país que más necesitan, se hace posible esta acción solidaria. Me alegra también que un colega obispo (risas) haya tenido desde los comienzos de su llegada a Chile esta intuición que viene de un corazón; sin duda, muy cercano al Corazón de Dios. Muchas felicidades para ustedes, el Señor los bendiga”.

El equipo de profesionales y colaboradores del Policlínico junto al arzobispo de Santiago.

Al finalizar la recepción, Chantal Duhalde, directora del Policlínico se refirió al encuentro que se había vivido esa mañana: “Estamos muy contentos de darle una alegría a un pastor que tiene a veces tantos dolores, es un don poder entregarle una buena noticia. En el contexto del Año de la Misericordia, sabemos que como católicos siempre debemos estar en actitud de misericordia y creo que todos debemos plantearnos cómo la vivimos. Aquí se intenta hacerla vida en relación a la atención a los pacientes; lo nuestro es darles una solución pronta y buena al enfermo, pues lo merece por su condición de ser humano. Por lo mismo hemos recalcado este mensaje a todo el equipo que trabaja con nosotros y lo mismo a todos nuestros pacientes”.

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