El periodismo que ama apasionadamente al mundo

Hoy 11 de julio, día del periodista en Chile, queremos reflexionar y celebrar la misión del periodismo de la mano de san Josemaría. Un santo que entendía, respetaba e impulsaba el buen periodismo. Su amor a esta profesión se manifestó, por ejemplo, en la puesta en marcha de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y posteriormente —bajo sus enseñanzas— de otras tantas alrededor del mundo.

Muchos comunicadores han ejercido esta noble profesión en distintos medios buscando la verdad con rigurosidad y valentía. Tal como lo señalaba san Josemaría, “son educadores, hacen el papel —muchas veces oculto e impersonal— de maestros: a ellos se entregan, casi incondicionalmente, las inteligencias, y hasta las conciencias de millones de hombres” (Carta 30-IV-1946, n. 9)

Como una manera de conmemorar este día, algunos periodistas entregan su testimonio vocacional desde el ángulo de la influencia de san Josemaría en su labor profesional.

Un comunicador de corazón

San Josemaría era un comunicador innato, “tenía grandes condiciones de periodista, de aquellos que entran a fondo en los temas y procura a través de ellos ingresar en el corazón de las personas y fomentar una unión entre la gente”, señala el director del Instituto Histórico de san Josemaría, Pbro. José Luis Illanes (presentación de la edición crítico histórica de “Conversaciones").

Entendía, respetaba e impulsaba el buen periodismo. De esta manera, su amor a esta profesión se manifestó, por ejemplo, en la puesta en marcha de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y posteriormente —bajo sus enseñanzas— de otras tantas alrededor del mundo. “Él, quería para los periodistas la mejor formación académica porque pensaba que de ese modo, podían defender su libertad ante las presiones e informar con más calidad a sus lectores”, explica el actual vicerrector de comunicación de la Universidad de Navarra, Juan Manuel Mora (presentación de la edición crítico histórica de "Conversaciones")

Asimismo, san Josemaría impulsaba a que los comunicadores estuviesen en constante formación con el fin de buscar la verdad. “Considero que es un deber grave del periodista documentarse bien, y tener su información al día, aunque a veces eso suponga cambiar los juicios hechos con anterioridad. ¿Es tan difícil admitir que algo sea limpio, noble y bueno, sin mezclar absurdas, viejas y desacreditadas falsedades?” (Conversaciones, pto.30)

Libertad de las conciencias

Para el periodista y filósofo José Miguel Armendáriz, “al ejercer el periodismo, me parece prioritario comunicar la verdad de los hechos. Así servimos a los demás, porque contribuimos a que superen la ignorancia, que es el mayor enemigo de la opinión pública".

En relación con este último punto, estima de particular actualidad una de las reflexiones que hace san Josemaría en su libro Surco: “Libertad de conciencia: ¡no! –Cuántos males ha traído a los pueblos y a las personas este lamentable error, que permite actuar en contra de los propios dictados íntimos. Libertad “de las conciencias”, sí: que significa el deber de seguir ese imperativo interior..., ¡ah, pero después de haber recibido una seria formación!" (pto. 389)

José Miguel Armendáriz procura tener muy en cuenta esta última consideración del santo, “porque a veces confundimos la deseable independencia con una libertad que gira sobre sí misma, e inevitablemente hacemos que se incline sobre lo que está de moda o es del gusto de una supuesta mayoría”, señala.

Santa Catalina de Siena, intercesora de los periodistas

Francisca Greene, profesora e investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes cuenta: “En 2002, a raíz de un concurso que se abrió en la Universidad para investigar temas relacionados con el centenario del nacimiento de san Josemaría, hice una investigación sobre él y los medios de comunicación. El material queencontré fue enorme: desde homilías en que habla sobre la verdad y la responsabilidad en la información, tertulias en que responde a preguntas de periodistas y estudiantes de periodismo, su cariño a santa Catalina de Siena, a quien nombró intercesora del apostolado de la opinión pública hasta conversaciones con el beato Álvaro del Portillo sobre los medios de comunicación. Me llamó mucho la atención que, en 1940, cuando recién volvía a impulsar las actividades del Opus Dei en Madrid después de la Guerra Civil, quisiera hacer clases en una incipiente escuela de periodistas de esa ciudad. Muchas de sus biografías recogen declaraciones de la amistad de esos periodistas con san Josemaría. Habría tantas cosas que hacer o tanto otro asunto importante... y él quiso hacer clases de Ética general y Deontología profesional a esos alumnos. Esta misma ilusión por la preparación de periodistas se refleja en su intención por que los estudios de Comunicación en la Universidad de Navarra tuvieran rango universitario. El saber el cariño que san Josemaría tenía a esta profesión me hace dedicarme con más esmero en la formación de futuros comunicadores.”

Saber escuchar

Carlos Rubilar, con más de 20 años en el ejercicio de la profesión y dedicado a la comunicación estratégica, explica que “la comunicación es una oportunidad de generar unidad entre las personas y en las organizaciones con sus entornos”.

Hace hincapié en que, tanto en la comunicación corporativa como en la opinión pública, “hay que entender al otro y de ahí plantear una estrategia y un mensaje”, ejemplificándolo en la siguiente cita de san Josemaría: “Esta es tu tarea de ciudadano cristiano: contribuir a que el amor y la libertad de Cristo presidan todas las manifestaciones de la vida moderna: la cultura y la economía, el trabajo y el descanso, la vida de familia y la convivencia social” (Surco, pto. 302).

“El cambio, una feliz provocación”

Con 35 años de experiencia, María Ester Roblero cuenta que a través de cada trabajo y cargo que ha asumido, “se ha ido revitalizando en mí la convicción de que nuestra misión de informar y luchar por la verdad es de las más apasionantes que pueden existir”.

Ser periodista le ha dado la oportunidad de participar en el cambio del mundo como protagonista más que como observadora, “los periodistas creamos medios, proponemos información, descubrimos temas, iluminamos aspectos desconocidos de la realidad. Eso me ilusiona y mueve cada día, tal como lo dice el Papa Francisco: el cambio es una feliz provocación".

Una de las frases de san Josemaría que más la inspiran para llevar a cabo su profesión es el título de una de sus homilías: "Amar al mundo apasionadamente". “Amar el mundo hoy es reconocer en el diálogo una forma de encuentro. Y ahí estamos los periodistas ya imaginando esos esquemas de futuro que permitirán a las personas seguirse informando y comunicando entre ellas”.

La verdad es nuestra materia prima

Para el filósofo y experto en comunicación política, Alberto López-Hermida, ser comunicador es una gran responsabilidad, “tu materia prima es nada menos que la verdad y debes saber transmitírsela a un mundo cada vez más diverso, distraído e instantáneo”.

Cuenta que de san Josemaría aprendió que la tarea del comunicador es servir, siempre. “Todo lo que no lo sea es soberbia profesional que se traduce en propaganda. Soy un afortunado de poder hacer legible el mundo a los demás”, señala.

Alberto señala que de san Josemaría aprendió que la tarea del comunicador es servir.

Entramos para aprender, salimos para servir

Para la periodista de cultura, Maureen Lennon, es un sueño poder trabajar en lo que más le gusta. “Tengo el privilegio de cubrir temas de ópera, teatro, ballet, danza contemporánea y música”, señala. Cuenta que por su trabajo está en el epicentro de la cultura, compartiendo con artistas y creadores muy diversos.

De las cosas que más le han marcado de san Josemaría para su profesión, la homilía “amar al mundo apasionadamente” ocupa un lugar especial. “Estoy en medio del mundo, no encerrada en una parcela, y desde ahí intento irradiar mi pasión por el periodismo, por la búsqueda de la belleza, por la emoción que me produce estar en contacto permanente con el arte. Siempre he visto el periodismo como un aporte a la sociedad, como un servicio, como ayuda al lector y, en mi caso, siempre busco que mis entrevistados se abran, revelen algo, entreguen algo de humanidad”, señala.

Con estos testimonios, las enseñanzas de san Josemaría siguen estando más actuales que nunca; conocer al hombre, escuchar, decir la verdad, entender otras mentalidades, defender la libertad, implicarse en el desarrollo de la sociedad, servir al mundo amándole apasionadamente. Esas son algunas de las claves de la vida de uno de los santos más mediáticos. Aquel que pedía fervientemente por los comunicadores: “Os ruego, pues, que difundáis el amor al buen periodismo (…) Informad con hechos, con resultados, sin juzgar las intenciones, manteniendo la legítima diversidad de opiniones en un plano ecuánime, sin descender al ataque personal. Es difícil que haya verdadera convivencia donde falta verdadera información; y la información verdadera es aquella que no tiene miedo a la verdad y que no se deja llevar por motivos de medro, de falso prestigio, o de ventajas económicas”. (Conversaciones, pto. 86)