"Don Álvaro me orientó en mi camino vocacional"

Me llamo José Luis Mumbiela Sierra, soy español, tengo 45 años y soy el obispo de la diócesis de Santísima Trinidad en Almaty, Kazajstán.

Mons. Mumbiela con un grupo de feligreses de su diócesis (foto cedida por OMP).

Dios mediante, confío en asistir a la beatificación. Desde mis tiempos de seminario sus textos espirituales fueron auténticas orientaciones en mi camino vocacional. Como miembro de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, me sentía alentado poco a poco por su testimonio de fidelidad a la vocación. Veía en él su gran amor a Dios y a la Iglesia traducido en un ejemplar “servir a la Iglesia como ella quiere ser servida”.

No tenía en mis planes ministeriales irme a servir en zonas de misión, pero su actitud de disponibilidad total al servicio de la Iglesia caló en mi alma.

De hecho, si estoy en Kazajstán, es por Don Álvaro. Kazajstán es el último país del que recibió una petición para que la Obra empezara a trabajar, no sólo con miembros de la Prelatura, sino también con sacerdotes diocesanos con permiso de sus respectivos obispos. No tenía en mis planes ministeriales irme a servir en zonas de misión, pero su actitud de disponibilidad total al servicio de la Iglesia caló en mi alma.

No le saludé nunca personalmente, aunque lo vi en algunos encuentros durante mi estancia de estudios en Pamplona. Desde mi ordenación episcopal, reconozco que miro a Don Álvaro de un modo nuevo, por compartir con él algo parecido. No obstante, podría decir que, a pesar de que obviamente han cambiado algunas circunstancias en mi vida, la respuesta “de él” viene siendo prácticamente la misma, con un matiz peculiar. La vocación y ministerio episcopal tienen mucho de paternidad, y de modo nuevo es como si me dijera: “para ser buen padre... hay que ser buen hijo”. Eso es lo que le agradezco, y lo que le pido.